Método colorimétrico para la determinación del color
El color del vino es la resultante de la mezcla de diferentes compuestos coloreados, principalmente de tonalidades rojizas (antocianinos principalmente), azules (complejos de hierro) y amarillas (catequinas). El índice de color es un indicador que tiene en cuenta la absorción a 420, 520 y 620 nm.
Método colorimétrico para la determinación de cobre
La presencia de cobre en vino es habitual debido tanto a los tratamientos fitosanitarios realizados sobre la uva, así como a la adición controlada de sales de cobre como parte del proceso de elaboración del vino. La mayor parte del cobre es precipitado en forma de sulfuros y filtrado posteriormente. Sin embargo, una concentración residual alta del mismo es tóxica y puede afectar severamente el proceso de fermentación alcohólica, acelerar la oxidación fenólica, ocasionar turbidez y producir precipitados en medio reductores. El control de la concentración de cobre es fundamental para asegurar tanto la estabilidad durante el proceso de maduración como garantizar el consumo seguro.
Método colorimétrico para la determinación de catequinas
Las catequinas son un grupo de polifenoles flavonoides que se encuentran principalmente en las semillas y en menor medida en la piel. Se producen naturalmente como un mecanismo de defensa frente a infecciones de la baya, por lo que su concentración es más elevada en variedades cultivadas en clima húmedo. Son responsables de las notas amargas en el sabor del vino y, por tener propiedades antioxidantes, contribuyen a proporcionar estabilidad del color durante el proceso de maduración. El contenido de catequinas en la muestra está directamente relacionado con el proceso de estrujado y el periodo de contacto con el hollejo de la uva.
Método colorimétrico para la determinación de calcio
El calcio es un elemento natural en el mosto, aunque en determinados procesos de elaboración pueden añadirse sales de calcio (carbonato cálcico para la reducción de la acidez) y otras sustancias ricas en calcio (caseína para la clarificación). La solubilidad del calcio disminuye al aumentar la graduación alcohólica, llegando fácilmente a la sobresaturación. En estos casos hay riesgo de originar precipitados de tartrato cálcico (y en algún caso oxalato cálcico) durante el envejecimiento dentro de la botella, ya que su formación es muy lenta. Esta problemática es particularmente relevante en vinos blancos por su visibilidad. El control de los niveles de calcio permite forzar la precipitación de dichos cristales, y su posterior filtrado, como parte del proceso de elaboración.
Método colorimétrico para la determinación de antocianos
Los antocianinos son los principales responsables del color en el vino tinto y contribuyen especialmente a la sensación de astringencia del vino. Al inicio del proceso de maduración forman complejos simples con otros compuestos presentes en el vino dando lugar a un cambio progresivo en el color del mismo (viraje a tonos azulados) pero según avanza la maduración estos compuestos tienden a formar otros compuestos (frecuentemente polímeros) mucho más estables en color con respecto a pH y sulfitos. La proporción entre los diferentes compuestos presentes (simples y poliméricos) está directamente relacionada en el color final obtenido y su estabilidad. Esta determinación permite establecer la concentración de antocianinos no poliméricos (ionizables).